Uno de los aspectos más difíciles para tener equilibrio en la vida de un adulto es la de las relaciones de amistad dentro del ambiente laboral.
¿La razón? Es debido a que la presencia de buenos lazos dentro de un área de trabajo puede traer tanto aspectos positivos, como negativos.
Es necesario llevar una buena dinámica de relación en el trabajo para que esta no merme la calidad, pero sin un criterio y buen sentido del deber, esto puede perjudicar el tiempo que dedicas a cumplir tus actividades diarias.
El problema está en que su ausencia también podría llevar a un rendimiento bajo e incluso problemas que perjudiquen la estabilidad de la plantilla.
Míralo así: si disponemos de una amistad muy cercana en nuestro espacio de trabajo, entonces podría ser una fuente grande de distracción para cumplir con nuestras actividades diarias. Sin embargo, el otro extremo puede llevar a un espacio poco dinámico en donde pueden nacer relaciones tóxicas.
Aunque este panorama pueda parecer caótico, solo es cuestión de tener en mente ciertos consejos:
Como adultos, es necesario poder comunicar de forma abierta qué está permitido y el momento.
El diálogo en el trabajo es importante para nutrir el intercambio de ideas y favorecer el trabajo en equipo. Sin este, sería muy complejo disponer de buenos resultados.
Sin embargo, es importante que sepamos discernir de cuando una conversación está siendo productiva y cuando se está convirtiendo en un pretexto para evadir responsabilidades.
Como comentamos al comienzo de este punto, no es necesario sentirnos presionados por este tema, sino saber comunicarnos con los demás cuando necesitamos un tiempo de concentración.
Aunque parezca difícil de creer, muchas veces los ambientes de trabajo ocultan dinámicas similares a las que veíamos en el colegio, comportamientos que podrían definirse como “bullying”.
No siempre es el caso, pero lo más sencillo si identificas que una situación como esta está sucediendo, lo mejor sería cortarlo de raíz.
Nuevamente, debemos apelar por nuestro mejor medio para frenar cualquier situación con la cual no nos sintamos a gusto, que sería la comunicación. Si existen costumbres con las cuales no estamos de acuerdo, entonces tenemos la responsabilidad de hacérselo saber al otro.
Lo peor de este punto, es que normalmente esto se da en relaciones donde existe alguien con mayor jerarquía, es decir, nuestros superiores.
El desarrollo de confianza con alguien con un puesto de mayor cargo que el tuyo, puede llevar al relevo de responsabilidades que no te corresponden. Si permitimos estas conductas, luego será complicado frenarlas.
La comunicación entre compañeros no tiene que ser necesariamente un aspecto negativo para nuestro rendimiento laboral. Si buscamos mejorar nuestra productividad a través del trabajo en equipo, entonces podemos darle un giro total al panorama,
Es cuestión de crear costumbres dentro de nosotros que nos permita impulsarnos con nuestras relaciones.
Un buen ambiente laboral que nos permite crecer como profesionales, siempre dará lugar a un espacio de trabajo estable y con una plantilla fija que pueda dar paso a dinámicas de trabajo con la cual familiarizarnos.
Para ello, debemos siempre estar a disposición del otro para la resolución de problemas. Enseñarnos mutuamente cómo resolver las distintas problemáticas que se puedan presentar en una oficina de trabajo. Lejos de una postura apática.
Entendemos que el primer punto de este artículo puede llegar a ser difícil de cumplir, ya que a veces sentimos el deseo de tener una conversación fluida independientemente de nuestro contexto.
Pero una posible solución podría ser organizar actividades fuera de la oficina para también disponer de un espacio para recrearnos sin la presión de una responsabilidad.
Esto además puede traer muchos beneficios en cuanto a la organización de trabajo se refiere, ya que profundizamos más en la relación y logramos conocernos mejor.
Puede ser una buena idea incluso organizar actividades recreacionales como jugar algún deporte que se tenga en común dentro del equipo de trabajo.
Esto puede permitir fortalecer las dinámicas que llevamos cuando necesitamos realizar una actividad en conjunto y llevar a cabo una meta.
Para que puedan existir momentos en donde las conversaciones están permitidas y no existe un agente de estrés, puedes llevar junto a tus compañeros de trabajo un calendario de actividades.
Es decir, un horario en donde cada actividad debe haberse realizado y también un momento en el día en que sea práctico relajarse y poder llevar una conversación mundana. Es decir, un tiempo de descanso que permiten los empleados para bajar la presión del trabajo (se ha probado que los descansos breves ayudan a mejorar la productividad).
La idea sería que todos puedan coincidir en ese momento y así no entorpecer el rendimiento de los demás.