Castigo y Recompensa: por qué no es recomendable usarlo con tus subordinados

Castigo y Recompensa: por qué no es recomendable usarlo con tus subordinados

Un verdadero líder conoce la importancia de mantener motivados a sus subordinados. Cuando esto sucede, los empleados están abiertos al aprendizaje, se sienten más creativos y, en general, hay un aumento en la productividad. 

Es por esto que muchos jefes optan por utilizar los castigos y recompensas, lo cual se conoce popularmente como el método de la zanahoria y el palo. 

No es una fórmula nueva y no solo se utiliza en el área laboral. De hecho, es bastante común en la crianza tradicional de los hijos. Sin embargo, puede ser contraproducente, ya que se trata de un método tóxico que solo consigue resultados a corto plazo. 

En qué consiste el sistema de castigos y recompensas

Como su nombre lo indica, este método se basa en recompensar a los empleados con incentivos cuando lo hacen bien y sancionarlos cuando lo hacen mal. 

Los incentivos pueden ser monetarios, como bonos por el cumplimiento de ciertos objetivos; o podrían tratarse de otro tipo de remuneración, por ejemplo, con días de descanso. 

Mientras tanto, el “castigo” sería lo contrario. Cuando un empleado comete una falta, podrían descontar un porcentaje de su sueldo u obligarlo a trabajar horas extra. 

Por qué no se debe usar el método de la zanahoria y el palo

La razón principal por la que este método es tan popular se debe a que sí funciona, por lo menos por un tiempo. Tus empleados pueden sentirse motivados a tener un buen rendimiento porque no quieren ser sancionados, sino más bien recibir los beneficios prometidos. 

Pero hay un grave problema con esto: la motivación que se logra es irreal. Lo único que los mueve a trabajar mejor es el miedo a la pérdida. Esto hace que no sea realmente factible a largo plazo, resultando en pérdida de recursos.

Otra consecuencia grave es que los empleados no desarrollarán un sentido de responsabilidad con la empresa, ya que no se sentirán como parte importante de ella. Esto se traduce en mayores posibilidades de renuncia del personal. 

Por otro lado, crea un ambiente altamente tóxico y competitivo. Aunque al principio funcione parcialmente, en el futuro podría convertirse en una razón fuerte para que tu equipo de trabajo se sienta desalentado. 

En otras palabras, utilizar este método podría crear el efecto contrario al deseado. Incluso, en los casos más extremos, los empleados pueden desarrollar efectos secundarios, como depresión, estrés y ansiedad.

Otras opciones para motivar a tus subordinados

Dicho lo anterior, lo más aconsejable es aplicar otros métodos de motivación que sean más efectivos y que, además, cuiden de la salud mental de tu personal. 

Lo ideal es crear un ambiente amigable, con un equipo de trabajo unido y centrado en el mismo objetivo. Aquí te dejamos algunos consejos para lograrlo: 

     Conoce las fortalezas y debilidades de tus subordinados para saber cómo trabajar con ellos. Puedes distribuir las tareas de acuerdo a las habilidades de cada quien, de forma que lo puedan lograr fácilmente y con mejor disposición.

     En cuanto a sus debilidades, puedes ayudarlos a superarlas de manera progresiva. No es necesario presionarlos a hacer algo que aún no conocen.

     Cambia las recompensas por elogios cuando percibas que están realizando un buen trabajo.

     Los incentivos no están del todo mal, pero no deben ser ofrecidos como algo que puedes retirar en cualquier momento. Preferiblemente, estos deben ser espontáneos y ser entregados a todo el personal por igual.

     Evita las comparaciones entre los empleados, ya que esto solo crea conflictos y un mal ambiente laboral.

     Tampoco se recomienda incentivar a competir entre ellos. Por el contrario, deberían convertirse en un equipo capaz de apoyarse mutuamente.

     Escucha sus ideas y opiniones. Es posible que tengan aportes importantes en pro de la compañia, además de que los hará sentir más valorados.

     Corrige en privado y siempre de manera constructiva.

     Evita los castigos. Puedes gestionar las faltas con una charla sincera sobre las consecuencias ocasionadas por ello.

     Respeta sus descansos, días libres y vacaciones Las horas extra de trabajo solo causan estrés y cansancio, por lo que se deben conseguir alternativas para mejorar la producción en caso de necesitarlo,

     Presta atención a los conflictos internos, por pequeños que parezcan.

     Dales la oportunidad de crecer. Si notas que alguien tiene potencial en un área específica, evalúa las posibilidades de concederle un ascenso o algún otro tipo de oportunidad.

     Aunque pueda parecer trivial, también hay que tomar en cuenta la celebración de cumpleaños u otras fechas importantes. Estas reuniones suponen un respiro en el ajetreo del trabajo.